Solo en los regimenes totalitarios la adminstración actúa ante denuncias anónimas de ciudadanos contra ciudadanos. Ese fue el sistema con el que se saldaron venganzas personales en la dictadura franquista, el régimen nazi, el motivo de la mayoría de los soplos a las fascias de Mussolini o de las delaciones en los estados comunistas.

En España, estado europeo del siglo XXI, donde, según nos cuentan, rige un sistema democrático, la Generalitat de Catalunya ha creado la Agencia Catalana de Consumo, cuya misión es perseguir a los comerciantes que ponene en las fachadas de sus negocios particulares los rótulos en castellano o tienen a disposición del público sus folletos solo en este idioma. Una Agencia que puede actuar al recibir una simple denuncia enviada desde internet.

Toda una una gestapo lingüística que a pesar de denominarse "Agencia Catalana de Consumo", de ser un organismo oficial mantenido con los impuestos de los castellano y catalano hablantes, y de, en teoria, velar por el consumidor se exprese en la lengua que se exprese, su web solo está en catalán.